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La muralla española
La construcción de la imponente muralla y los dos baluartes que la
costean fue ordenada en abril de 1529 por HectorPignatelli, virrey del Reino de
Sicilia. Las indicaciones del virrey contenían una planificación hasta en los
más mínimos detalles de los trabajos. La construcción del baluarte circular de
Santa María fue encomendada al maestro constructor Simone Messina, quien
probablemente se encargó también de erigir la mitad de la larga muralla
empleando 9 trabajadores especializados y 22 obreros simples. Por su parte el
maestro constructor Carlo Florio con el mismo número de empleados sería el
encargado de la construcción de la otra
mitad de la muralla y del imponente baluarte de las Islas. No resultan sin embargo documentos que
acrediten que los trabajos fueron terminados bajo la dirección de los maestros
Messina y Florio.
Todas las obras, incluidos los tramos de muralla que desde los dos
baluartes llegan hasta la fundición y a la iglesia de la Anunciación, fueron
proyectadas por el ingeniero militar Pietro Antonio Tomasello originario de
Padua, que se hallaba al servicio del emperador Carlos V desde 1523.
La muralla construida en el siglo XVI en una foto
tomada desde la parte alta del baluarte de Santa María. Al fondo, el baluarte
de las Islas precedido en la parte central por el revellín de San Giovanni,
este último construido en el siglo XVII
Un documento del 12 de octubre de 1529 describe una actividad que ya se
encontraba en marcha aunque no era demasiado frenética, con los trabajos de
excavación de los dos baluartes ya realizados pero con los cimientos aún sin
ejecutar y por lo tanto con un peligro concreto de que el foso se llenara de
agua. Mientras que, por su parte, los cimientos de un tramo de la muralla
comprendida entre los dos baluartes ya se habían realizado. En febrero de 1532
una tercera parte de esta ya había sido completada (80 de los 240 metros de
longitud).
Las excavaciones preliminares a la construcción de los cimientos fueron
encargadas a 24 obreros que se añadían a los dos equipos de trabajadores
dirigidos por los maestros constructores Messina y Florio, a los cuales se
unieron dos parejas de maestros escultores que debían esculpir las decoraciones
en piedra. Entre ellas, el robusto cordón que delimita la boca inferior de cada
uno de los 55 conductos oblicuos (“gettapietre” - lanzapiedras)
destinados a atacar al enemigo con el lanzamiento de piedras introducidas por
la boca superior de dichos conductos.
Los trabajos terminaron hacia el 1537. Un siglo después, dos revellines
mejoraríanla defensas de la imponente muralla ya protegida por un foso seco
(que se podía atravesar gracias a un puente levadizo) y por algunos cañones que
se encontraban en dos baluartes contiguos.
El muro defensivo del siglo XVI en una foto tomada
alrededor de 1925 a la altura del baluarte de las Islas (archivo del doctor G.
Bucca)
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